COBAIN. MONTAGE OF HECK «Desmitificando el mito»

montage of heck cartel

Lo admito, a mi me pasó. El bombazo “Nirvana/Smells like teen spirit/Grunge” allá por el 1991 me pilló con once influenciables añitos. Y si, puedo decir sin ruborizarme que Los Nirvana cambiaron mi vida. Dieron voz a mi incipiente confusión preadolescente y me abrieron de par en par las puertas de un sonido que todavía sigo amando, el del rock and roll.

Sin embargo, hoy, algo más de veinte años después. A pesar de que todavía sigo pinchando en mi equipo con cierta regularidad al trío de Seattle mientras practico “air guitar” a escondidas. A pesar de que todavía disfruto viendo al bueno de Cobain destrozando su guitarra tras un concierto. He de admitir que me daba cierta pereza enfrentarme a este “Montage of Heck”.

El motivo es claro. Tras el triste suicidio de Kurt, su figura se ha mitificado y remitificado hasta la extenuación. En estos veinte años han salido a la luz sus diarios, caras b, directos y toda clase de grabaciones caseras (algunas de una calidad penosa). Francamente, desde la iglesia católica no había visto a nadie sacarle tanto partido a un cadáver.

Pero, a pesar de lo que pueda parecer. “Montage of Heck” sigue otro camino. El documental, premiado en Sundance 2015 y dirigido por Brett Morgen intenta con humildad de trazar una figura completa del músico, con sus luces, pero también con sus sombras.

A lo largo del film, vamos comprendiendo mejor la figura de Cobain y el porqué de su personalidad. La hiperactividad que le diagnosticaron de niño, el traumático divorcio de sus padres, una adolescencia marcada por el desarraigo en la que iba de casa en casa sin que ningún familiar quisiese hacerse cargo de él, una úlcera de estomago ya en su edad adulta y el encuentro con la heroína, unido a un éxito demasiado masivo y repentino que no supo gestionar. Todo esto, terminaría por dar forma al Kurt depresivo, furioso, sarcástico y sensible que todos conocemos.

A continuación, en el último tramo del documental empezamos a ver como Brett Morgen inicia la desmitificación del mito. Aquí somos testigos de la decadencia de un hombre. El artista sensible se convierte en un ser egoísta incapaz de coger las riendas de su vida. Como muestra puede servir ese video casero en el que observamos al líder de Nirvana, de heroína hasta las cejas, incapaz de sostener en brazos a su hija de dos años mientras le cortan el pelo. Algo que, en mi opinión, esta en las antípodas de ese cliché romántico y desfasado de… “Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver” que siempre se ha asociado a la figura del cantante.

En cuanto al documental propiamente dicho. Esta montado de una forma muy fluida, lo cual propicia un visionado ameno. Entre sus aciertos más destacados están; las partes de animación utilizadas para narrar pasajes de la adolescencia del protagonista (muy bueno el fragmento en el que, aislado en casa de su novia, empieza a crear los primeros esbozos de los futuros temas del “Nevermind”) y el continuo recurso a los diarios del músico. Dibujos, pinturas, frases y pensamientos de Cobain que actúan como un reflejo de su interior y que llegan a ser un personaje más del film.

Por ponerle un pero a esta obra. En mi opinión, considero que algunas grabaciones caseras son demasiado intrusivas, demasiado íntimas. Prácticamente a la pareja Cobain/Love solo nos falta verlos copular. Está claro que el espectador de cine siempre ha tenido algo de voyeur, pero aquí esa condición es llevada al límite.

De todas formas. Es posible que, en el fondo, lo mejor sea dejar a los muertos en paz. Y pinchar, por ejemplo, el “Territorial Pissings” a todo trapo como si no hubiese un mañana.

¡Hey! Y encima no hay nadie en casa….

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