EARTH «Primitive and deadly» -Una expresión libre y espontánea-

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A mi modesto entender, si desnudamos un concepto tan manido como “arte” de cualquier artificio. Tal vez lleguemos a la conclusión de que, el acto de crear “arte” no es más que la expresión, por parte de un “artista”, de un modo espontaneo y libre, de sus emociones, de sus ideas y de su modo de ver y entender la vida.

Quizá sea por esto que, este tipo de expresiones sin ataduras sean tan radicalmente personales que, o te gustan o las detestas.

Pienso que este bien podría ser el caso de los Earth, vehículo expresivo personal e intransferible de Dylan Carlson. Y es que, cuando este señor lanza sus monolíticos riffs de guitarra al ancho cielo, al oyente solo le quedan dos opciones; o quedar hipnotizado por sus alucinógenos mantras eléctricos o aburrirse como una ostra ante sus obsesivas repeticiones de una misma nota. Obviamente, si me encuentro ahora mismo escribiendo estas líneas, es porque pertenezco al primer grupo.

En esencia, lo que esta “expresión libre y espontanea” ofrece al oyente es un rock psicodélico, robusto, primario y envolvente que evoca espacios abiertos, desolados desiertos envueltos por inabarcables cielos donde formas y colores se funden sin cesar.

Un rock anárquico y libre que igual nos lleva a un oscuro ritual de iniciación que nos transporta a un viaje fuera del sistema solar. Casi nada.

Para este “Primitive and deadly” (su octavo álbum de estudio) Carlson decide volver parcialmente a sus raíces mas rockeras, tras sacarse de la manga esa especie de jazz-drone-stoner que pueblan sus dos trabajos anteriores (“The bees made honey in the lion’s skull” y “Angels of darkness Demons of light”).

Aquí y ahora sus canciones vuelven a estar arropadas por esos potentes riffs de guitarra más grandes que la vida que solo este nativo de Seattle sabe hacer. Para tan magno acontecimiento, la nueva encarnación de Earth cuenta con notables invitados como Mark Lanegan, que pone su voz grave a dos de los mejores temas del disco (“There is a serpent coming” y “Rooks acroos the gates”), Rabia Shaheen Qazi de los Rose Windows que hace lo propio con el tema “From de zodiacal light” o Bill Herzog, de los Sunn O))), que secunda con su bajo más oscuro que el averno los bucles sonoros de Carlson.

El resultado es un disco compacto como una roca que, sin dejar de ser absolutamente personal, se acerca algo más al gran público. Las voces humanas juegan un papel importante en ello (Desde 1996 no cantaba nadie en la banda). A muchos les sorprenderá la interpretación de Lanegan que se quita la piel de crooner a la que nos tiene acostumbrados últimamente y se enfunda la de un profeta apocalíptico que, por momentos, evoca al mismísimo Jim Morrison.

En cuanto a los temas instrumentales, cabe destacar sobretodo, ese inicio épico de “Torn by the fox of the crescent moon”, stoner elevado al cubo no apto para neófitos.

Para finalizar, tampoco se puede ignorar una grandiosa portada que hace que valga la pena pillarse el lp en vinilo. Una portada que termina de completar el círculo, de dar imagen a esta “expresión libre y espontanea” que me atrevo a calificar como, una obra de arte.

Dylan Carlson

 

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