Paw «Dragline» -La pasión es original-

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Descubrir a un grupo como Paw en pleno 2016 es una gozada para todos aquellos que quedamos atrapados por el viejo rock and roll allá por la década de los noventa.
Escuchando este “Dragline (1993)”, resulta obvio que la banda no invento el motor de combustión. Su sonido se mueve por lugares comunes a muchas formaciones de principios de la última década del siglo pasado. A saber: riffs robustos estilo Sabbath, arrebatos punkarras e interludios acústicos, todo ello aderezado con la voz de Mark Hennesy el cual igual te susurra al oído que te grita como un poseso. En fin, Grunge de manual.
De todas formas, las virtudes de Paw no solo se basan en apelar a la nostalgia de cuarentones en ciernes como un servidor. El aire sureño y los toques de hard rock setentero que recorren muchos de los temas del álbum le otorgan cierta personalidad al grupo, eso sin contar con un buen arsenal de canciones notables como la potente “Gasoline”, la pegadiza “Jessie”, la épica “Lolita” o esa desgarradora orgia eléctrica final que es “Hard pig”.
Es cierto que estos chavales, no son originales, pero parecen tocar con pasión. ¿Hay algo más original que la pasión en los tiempos que corren?
En definitiva, que, a veces, es bueno no darle tantas vueltas al tarro (“que si esto es innovador” “que si este grupo suena igual que este otro”) y recordar las palabras de Mick Jagger: “Lo sé, es solo rock and roll, pero me gusta”

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¿Escucháis eso? Es vuestra vieja camisa de cuadros que está saliendo sola del armario.

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