Robe «Destrozares, canciones para el final de los tiempos». Nuevo CD el 18 de Noviembre

Amanecíamos esta mañana con las noticias sobre el lanzamiento del nuevo CD de Robe, que se titulará «Destrozares, canciones para el final de los tiempos» y verá la luz el 18 de Noviembre.

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Ya nos fue abriendo boca hace una semana con un misterioso vídeo en su canal de youtube, donde podíamos ver noticias con risas enlatadas de fondo, y unas imágenes perturbadoras que aparecían durante un instante, a penas apreciables. Con su vídeo «Atontamiento global» ya se entreveía un posible nuevo CD del artista en solitario.


Y hoy se ha desvelado tanto la fecha de lanzamiento del CD, como su título y portada, y también su primer single «Por encima del bien y del mal». El disco ya está disponible para reservar en Fnac y también en esta web. Los 1000 primeros en reservar tanto la edición en CD, como la edición en Vinilo obtendrán de regalo la camiseta con la portada del álbum en 4 colores diferentes, a elegir.

Los 10 temas que contendrá el álbum son los siguientes:

  • Hoy al mundo renuncio
  • El cielo cambió de forma
  • Querré lo prohibido
  • Cartas desde Gaia
  • Del tiempo perdido
  • Por encima del bien y del mal
  • Donde se rompen las olas
  • Puta humanidad
  • La canción más triste
  • Destrozares

Voy a enchufar la televisión
Y sale un tío disparando alrededor
Vuelvo a mirar y era el reflejo
Vuelvo a enchufar la televisión
Y sale gente huyendo de la destrucción
Vuelvo a mirar y era el reflejo

Nos dice Robe en su nuevo tema, relacionándolo así con «Atontamiento Global». La canción, bastante melódica, sigue la línea de sus últimos trabajos, con esas pinceladas de crítica que ya podíamos ver en «Nana Cruel», esta vez disfrazándola de una pseudo historia de amor, que no hace más que remarcar como, al fin y al cabo, los problemas que no nos tocan directamente dejan de importarnos.

La voy a buscar, a su balcón
Y en el camino mientras sube el ascensor
El mundo entero se queda abajo
Pongo atención con obsesión
Frente al espejo ella se prueba un pantalón
Y lo demás queda tan lejos

Aquí os dejo con el videoclip de su nuevo tema, dirigido con mucho atino por Diego Latorre con unas imágenes bastante apocalípticas e impactantes.

Todo lo que no está en ti se me queda tan lejos
Todo lo que no está en ti
Todo lo que no está en ti se queda tan abajo
Todo lo que no está en ti
Que puedo andar por encima del mal
La voy a buscar, a su balcón
Y en el camino mientras sube el ascensor
El mundo entero se queda abajo
Pongo atención, con obsesión
Frente al espejo ella se prueba un pantalón
Y lo demás queda tan lejos
Todo lo que tengo
Todo lo que quiero
Todo lo que siento
se me vuelve ajeno
Y no, no voy a decir que no
Todo lo que escucho
Todo lo que leo
Todo lo que veo
me queda tan lejos
Que puedo andar por encima del mal
Por encima del bien y del mal
Puedo andar por encima del mal
Por encima del bien y del mal
Voy a enchufar la televisión
Y sale un tío disparando alrededor
Vuelvo a mirar y era el reflejo
Vuelvo a enchufar la televisión
Y sale gente huyendo de la destrucción
Vuelvo a mirar y era el reflejo
Todo lo que tengo
Todo lo que quiero
Todo lo que siento se me vuelve ajeno
Y no, no voy a decir que no
Todo lo que escucho
Todo lo que leo
Todo lo que veo
Me queda tan lejos
Que puedo andar por encima del mal
Por encima del bien y del mal
Puedo andar por encima del mal
Puedo andar por encima del bien y del mal

Letra transcrita por mi, puede contener errores.


Además de esta noticia y sabiendo el título de su nuevo álbum, nuestras mentes conspiranoicas se han puesto a trabajar y también nos hemos dado cuenta de un pequeño avance que se hizo en la gira de 2014, entre los movimientos de La Ley Innata, donde se tocan un par de estrofas que podrían pertenecer a otra canción del nuevo álbum:

«Perdi la dignidad y el sentido del honor y no lo siento
dirán que deserté y que no tuve el valor… quizás sea cierto
como podría explicar sin ver salir el sol, que denso sale
qué destrozares, qué destrozares, qué destrozares
Juro que renegué de todo lo anterior y no lo siento
dirán que no estoy bien, que es pura depresión, quizás sea cierto
que denso sale el sol, que denso sale el sol, que denso sale…
qué destrozares, qué destrozares, qué destrozares»

Lo podéis ver a partir del minuto 15 del siguiente vídeo:

La maison de mon rêve – CocoRosie

Hay discos bonitos y hay discos raros. También hay discos bonitos y raros. Y luego, como el que nos ocupa hoy, discos que son bonitos y raros «de cojones». Hoy se habla de «La Maison de mon rêve», debut del dúo de las hermanas franco-estadounidenses «CocoRosie», cantado en inglés a pesar del título en francés y editado en 2004.

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Dentro de un estilo intimista, rozando lo que vendría a ser la parte baja de la espalda del lo-fi y grabando en un cuarto de baño de Montmartre, las hermanas Casady se marcaron a dos voces una retahíla de canciones acústicas tan adorables como marcianas. Entendámonos, marcianas en el sentido jodido.  Y es que nos encontramos ante uno de los discos más bonitos que el que esto subscribe ha escuchado nunca y a la vez el más difícil de recomendar con el que se ha encontrado. Encontramos aquí melodías que parecen sacadas desde el más profundo tarareo, otras cantadas tímidamente en lo que parece un simple esbozo de canción , melodías dulces, cálidas, acompañadas por guitarras acústicas, arpas, pianos..melodías que susurrarías, melodías a las que les harías el amor en lugar de follártelas…con una particularidad: en su afán de experimentar te las presentan envueltas en texturas sonoras de lo más extraño, sonidos producidos por objetos comunes, lluvia sobre metal, juguetes imitando animales, voces filtradas por radio grabadoras, percusión a base de golpes en «a saber donde»…¿Sabéis esa mujer mayor que siempre intenta abrir un caramelo en los sitios más delicados? Pues no la llamaron porque no cabía en el cuarto de baño, pero si no estaría también.

Desde el primer segundo y a lo largo de todo el album CocoRosie muestran sin tapujos su juego, no vayas a quejarte luego de que te han golpeado las nalgas sin avisar. Esto es cálido, es adorable, pero también es acid folk, esto tiene ramalazos trip-hop, algo de blues y sobre todo mucha creatividad y atrevimiento. Sin ir más lejos, ya la primera canción empieza con un sonido que perfectamente puede ser un columpio oxidado al que se le van a ir sumando diversos sonidos de distinta procedencia y que lejos de crear un batiburrillo de elementos se nos descubre como una base rítmica que encaja perfectamente con el arpegio de guitarra acústica que acaba de vestir el tema.

Así, dentro de esta tesitura de improbables bases rítmicas, se nos va desgranando un álbum que sorprende ante todos los elementos que van conformando una experiencia sonora única. Encontraremos voces distorsionadas marcando un ostinato que sirve de colchón al resto de canción en «By me side» mientras otra voz sin distorsionar va cantando por encima. En «Good Friday» nos toparemos de sopetón con una de las frases más adorables y  románticas jamás cantada mientras es acompañada por un sampler de un sonido de procedencia desconocida pero que parecen burbujas en un vaso a traves de una pajita. Momentos de sutil trip-hop en «Tahiti Rain Song» en el que el golpeteo de la lluvia sobre metal viste una voz lejana que suena a través de una radio. El constante juego a dos voces que se van complementando lo encontramos en su máximo esplendor en un tema como «Butterscotch» e incluso encontraremos arranques líricos, cantados a lo soprano, en «Westside». A pesar de todo esto se reservan «Lyla», la particular balada que cierra el disco,  para presentar la canción más normal, sin tantos aderezos, donde podemos ver el potencial de estas dos hermanas para crear canciones redondas.

En definitiva, es este un disco donde vamos a encontrar una propuesta basada en la libertad creativa más extrema, con todo lo que ello conlleva. No es un disco fácil de clasificar, no es siquiera un disco fácil de escuchar si no se dejan los prejuicios fuera, pero que si consigue penetrar en ti lo hará de la misma forma en la que CocoRosie usan los sonidos: encajando extrañamente bien.

Sin más, solo decir que este álbum de debut sirvió como plataforma de despegue de una carrera que en los siguientes años ha seguido moviéndose por la experimentación, la propuesta artística arriesgada y la constante reinvención. Y como muestra, esta es la portada del segundo disco:
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DAVID BOWIE «The man who sold the world» La primera mutación

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Bowie lo sabía. No podemos ser siempre bondadosos, ni siempre malvados, no podemos estar siempre alegres, ni siempre tristes, no podemos ser siempre fuertes, ni siempre débiles. Somos actores en el gran teatro de la vida, por eso hemos de fluir y adaptarnos a las mil y una situaciones, a los mil y un giros que nos va a dar la vida.

Por este motivo, en contra de la opinión general, considero este “The man who sold the worl” como el primer gran disco del duque blanco. Porque en él, Bowie crea su primer personaje, su primera mutación. Solo hay observar la portada para darse cuenta de que ese hombre con vestido de mujer tirado en un sofá es la primera creación de un actor. Un artista bohemio y ambiguo que quiere vender el mundo, quemarlo quizá, en pos de exprimir cada segundo de su corta existencia.

Tras dos primeros discos un tanto irregulares (a pesar de que el segundo albergaba la soberbia “Space oddity”) en esta tercera obra Bowie empieza a buscar su camino usando como vehículo expresivo el hard rock, pero no un hard rock cualquiera, sino un hard rock al estilo Bowie. O sea, potente pero melódico, directo pero épico, clásico pero rematadamente atemporal.

Abren fuego los 8 minutos de “The width of a circle”, un magnifico ejercicio de rock progresivo poseído por el pop. “All the madmen” tiene su mejor baza en un gran estribillo in-crescendo. Después el rock vacilón de “Black country rock” da paso al Bowie más oscuro y misterioso en “After all”.

Conforme avanzan los minutos el nivel del lp se mantiene, prueba de ello son perlas como “Saviour machine” o la fiera “She shook me cold”. Pero lo mejor queda para el final, porque a la tribal “Supermen” le antecede el segundo gran himno de la carrera del músico, el tema que da nombre al disco. Una canción verdaderamente redonda, de tintes psicodélicos y poseedora de un riff de guitarra inicial que ya está inscrito en la leyenda.

Luego vendrían el mesías espacial Ziggy Stardust, el hedonista de “Hunky dory”, el existencialista de “Low”, el investigador errante de “Outside” o el enfermo que mira cara a cara a la muerte de “Black star”, por citar solo unos ejemplos.

Pero aquí, en este “The man who sold the world”, asistimos ya a la primera mutación, del que quizá sea el mayor mutante que ha dado la historia del rock.

HEAVEN ADORES YOU – Ese documental-

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Imagino que has entrado aquí buscando una crítica…¿pero que te parece si te enseño una calle?
«Eh, no quiero ver calles, dame mi crítica!»
Tsshhh calla…relaja.

vlcsnap-2016-03-30-17h28m38s248Bien…
«¿Bien? ¿vas a contarme algo?»
Sí, claro…esta es la crítica al documental sobre Elliott Smith «Heaven adores you»
«Imaginaba, lo pone en el título…»
Mira! una rotonda!

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Que curiosa, eh? Ahí toda verde y redonda! El circulo…la perfección…
«No, ya, en serio, tío, dame chicha»
¿Qué quieres saber?
«Pues no sé…cuenta quien es Elliott Smith para la gente que no lo sabe, no?»
Ah, sí…pues un cantante y tal que se mató.
«Bien…parece que arrancamos»
¿»Arrancamos»? Mira, justo me acabas de recordar una intersección!
«Oh, no, joder…»
Seh

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No te quejarás…te he puesto una de noche…Acidfree no solo te ofrece calidad, ahora también apostamos por la variedad!
«Venga hostias…que soy muy fan de Elliott Smith y este goteo de urbanidad me está tocando un poco las narices ya…»
Ah! Pero es que si eres fan de Elliott Smith ya lo sabrás todo sobre él, no? ¿que más quieres saber? ¿Acaso eres nuevo en internet? ¿Acaso eres de esos?
«Pues su manera de trabajar, que le inspiraba, como grababa…vamos, lo que se supone que es un documental sobre un artista…ahondar en él…digo yo»
Pero bueno! Yo aquí ofreciéndote lo mejor de lo mejor en calles, sitios en los que el propio Banksy se tocaría, y me vienes de sibarita…toma, otra calle, por lerdo.

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«Esto ya es de coña…¿De verdad no me vas a dar nada más?»
Que sí…va, tonto…Elliott Smith era un cantante muy muy muy sensible, no lo digo yo, lo dicen sus amigos a lo largo del documental, es más, además de ser muy muy muy sensible también era  muy muy muy muy sensible.
«¿Tanto?»
Claro, y además sensible. O algo así parecido dicen…sensinosequé…
«¿Sensible?»
Eso! ¿Ves como no necesitas crítica? Si ya sabes lo esencial!
¡¡¡mekmekmekmekmekmekmekmekmek!!!
«¿Que es eso?»

Hostia, la alarma!
¿Que alarma?»
La que indica que llevamos un rato ya sin fotos de paisaje

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Uff…casi…pues nada…aquí estamos…
«Aquí estamos no, apórtame algo!»
Joeeer…mira, Elliott Smith tenía un grupo de rock, Heatmiser, lo dejó para grabar sus cosas ahí a lo low-fi, llegó a estar nominado a los Oscar como mejor canción y se drogó y se suicidó en 2003. Pero era súper sensible y un artistazo y fue una pena todo. Entre medias pasaron cosas, seguro, segurísimo vamos. Es posible que hasta tocara el clarinete en su adolescencia…y sus letras…uy sus letras…ayayay sus letras…que decir que no se haya dicho ya…pero ya si eso en otro documental te lo contarán a ti. A ti, que no sabes buscar información por internet. Que rabia me da la gente como tu, de verdad…
«¿Ya está? ¿En serio? Años esperando un documental sobre este artista y no hay nada? Hay canciones nuevas, no?»
Home to oblivion, chaval…lo siento, te vas a hartar de planos de paisajes y silencios pretenciosos y profundos, alguna canción «inedita» rapiñeada de sus grabaciones de adolescente que no aportan nada porque no se paran a analizar nada…así que poco más!
«Pues vaya…»
Bueno, en realidad hay algo más…
«Sí???»
Sí! Otra foto de Portland!

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(Enhorabuena lector, acabas de experimentar el visionado de este documental sin aguantar casi 2 horas aburridas de google maps que no te va a aportar nada que no sepas ya si eres seguidor de Elliott Smith y te va a aportar datos inconexos y a medias si no lo conocías de antes, porque básicamente aquí se trata celebrar su vida mediante entrevistas a sus amigos que obviamente van a contar cosas muy light sin mojarse y con un mínimo nexo cronológico…poco más. Por cierto, todas las imágenes de esta entrada son sacadas del teaser del documental…¡Del teaser! Imagina el resto…)

Cuéntame esta portada: Mellon Collie and the infinite sadness

The cover as it appeared in the final release.

Si fuiste un adolescente «rarillo» en los 90 o un adolescente «todavía más rarillo» en los 00 seguramente estarás familiarizado con el «Mellon Collie and the infinite sadness», aquel monumental disco doble editado por los Smashing Pumpkins en el año 95 que hizo las delicias de la mayoría de  los fans del grupo. Pero dejando la crítica del disco para otra ocasión hoy simplemente nos centraremos en su mítica portada y en conocer un poco más su historia.

Es difícil encontrar en la historia de la música una portada que sea capaz de aunar todo el sentimiento conceptual que se desprende de un disco y a la par funcionar como obra de arte por separado. ¿Que tiene esta portada? ¿Era ese «algo» místico que envolvía al grupo por aquel entonces? ¿Era su figura principal que te hacía pensar en éxtasis santo? ¿Eran esos dedos que te hacían pensar que a lo mejor el éxtasis no era tan santo y místico y tenia más que ver con toquetearse la pumpkin? Fuera lo que fuera, acabó convirtiéndose en una de las portadas más emblemáticas de los 90 y su figura principal, esa mujer/ángel mística, acabo siendo la abanderada de toda una época…así que aquí va un poco su historia:

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  • Segundo in your face:166728824

¿Que está pasando aquí? Está pasando que lo que en principio parece una figura completa no deja de ser un collage de dos cuadros: El cuerpo pertenece a «Santa Catalina» de Rafael y la cabeza a «El souvenir» de Jean-Baptiste Greuze.

El autor de esta portada así como de casi todo el arte conceptual del disco fue John Craig, un afamado ilustrador norteamericano que creó la portada a partir de las ideas que tenía Billy Corgan (cantante del grupo) tales como estilo victoriano, mística celestial…unas ideas que Billy transmitía por fax a Craig tal que así:

Corgan's concept art for the cover. The note in the margin reads, "I realize these images are very obtuse for such a specific need, but I'm open to what you might have. Also, it's hard for me to explain it all directly on paper."…esto…eh…WOW…

Con un fondo de temática celestial sacado de un libro infantil de la época victoriana y tras la elección de la figura principal después de repasar cientos de cuadros antiguos y encontrar el collage perfecto, su siguiente paso fue buscar algo donde colocar la figura, ya que no podía aparecer de cuerpo entero ni aparecer de pie, dado las ideas celestiales que se querían transmitir. Aunque no hemos encontrado la imagen original, Craig cuenta en diversas entrevistas que esa estrella está sacada de un anuncio de whisky en la que diversos vasos volaban por el cielo encima de esas estrellas (de ahí que la forma del corte donde se introduce la figura de la mujer sea circular).

Y así, a base de recortar anuncios de bebidas espirituosas, profanar cuadros de grandes artistas de la pintura y seguirle la corriente a un gran músico pero peor dibujante, fue como llegamos a tener en nuestras manos una de las portadas más emblemáticas de los años 90 que está muy bien como está y que NADIE debería tocar, porque puedes acabar teniendo a Rosi de Palma tatuada:

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Hi, How Are You, Daniel Johnston?

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Los seguidores de Daniel Johnston, particular estrella del low-fi estadounidense, están de enhorabuena.  Sin noticias de su figura ni de su carrera desde aquel cómic/disco/app «Space Ducks» (2012) se estrena, tras una campaña de crowfundig,  el cortometraje «Hi how are you Daniel Johnston»

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Es difícil concretar exactamente a que clase de producto nos enfrentamos cuando se visualiza este corto ¿Es ficción? ¿Es un documental? ¿Las dos cosas?
Guiados por la rana Jeremiah (sí, la marciana creación que nos pregunta «cómo estamos» desde la portada del primer disco de Daniel Johnston, tiene nombre), en su versión actual y la versión de 1983, nos encontramos al propio Daniel Johsnton escuchando viejas cintas en su grabadora y teniendo conversaciones con su «yo» de 1983. Sentado en un sillón de su habitación, el  actual artista escucha las preocupaciones de su «yo» pasado y le aconseja sobre el amor, la vida y el arte. Mientras, un televisor va emitiendo imágenes de su pasado intercalando escenas de un actor haciendo del Daniel de 1983 en pleno proceso creativo y en mitad de una crisis sobre el bien y el mal.

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Lo primero que llama la atención es lo lúcido que aparece Daniel Johnston aquí, ya que aparece hablando sin apenas balbucear y, sorprendentemente, siguiendo un guión. Es por eso que tras ser visto la sensación que deja es que se ha desaprovechado la ocasión de tener una entrevista decente y no solo unas cuantas declaraciones que por otra parte no aportan nada nuevo, pues no deja de ser este producto un mero homenaje a la figura del Daniel Johsnton más mitificado en el cual encontraremos todos los temas recurrentes en la carrera del artista: el diablo, el éxito musical, el amor, el bien y como no, Laurie. Temas que por otra parte ya trató el excelente documental «The devil and Daniel Johnston» . 

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Así pues nos encontramos ante un producto que no va a aportar nada al que no sea conocedor de la vida y obra de Johnston,  es más, no va a aportar nada al fan si lo que busca es conocer más a este artista…pero al fin y al cabo hay que reconocerle su misión de homenaje sin más y asistir a una pieza de arte visual en la que Daniel es el único protagonista, fundido para siempre y más que nunca, dentro de su cabeza.

Trailer:

Hi How Are You Daniel Johnston? from Gabriel Sunday on Vimeo.

 

SLEATER-KINNEY / NO CITIES TO LOVE

Un buen día descubres que las Sleater-Kinney no solo se han reunido si no que además han sacado un disco nuevo: NO CITIES TO LOVE. Las recuerdas, eran aquellas jovenes noventeras abanderadas del Riot-Grrrl que llegaron a salir de gira con Pearl Jam. Lo último que sabes es que la guitarrista Carrie Brownstein co-protagoniza esa bizarrada adorable que es «Portlandia». Te da por pensar…»Bueno, tampoco es novedad…el último disco salió hace nada…hace…ehm…diez años!!!» BOM. Aun no has escuchado una sola nota y ya te está golpeando en la cara este disco. Joder, la vida ha pasado rápida. Cómo la primeriza música de las Kinney, rápida, muy rápida. El primer pensamiento que te pasa por la cabeza es que le darás una escucha al disco sin esperanzas, apesta a reunión de grupo por motivos no musicales. No pasa nada, te has acostumbrado, todos tus grupos favoritos los puedes dividir en 3 categorias «No se separaron pero han cambiado» «Se separaron pero volvieron para nada» o mi favorito «El cantante murió» (Ay! los 90!)…poco sospechas que al terminar el disco habrás creado una nueva categoría: la categoría «Sleater-Kinney»

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Al poner el disco lo notas, algo en el ambiente te lo dice…»parece que han vuelto»…Suena «Price tag»…Serán esos riff juguetones y que parecen tocados con prisa, serán las voces ajustadamente diferenciadas de Brownstein y Corin Tucker o la pegada en la batería, sin rebote, como manotazos en la barriga de un culturista, de Janet Weiss. Coño.  Ahí están.  Admites que te ha faltado poco para llorar y aun te permites un poco de duda «Vale, ahora veremos…quizás sea la primera canción…tienen que aparentar»

Llega «Fangless», la segunda canción y, nada, que no le puedes sacar pegas…pura adrenalina, puro rock, puro puñetazo en la mesa. Y mira quien aparece…Brownstein consigue sacarte la lagrima de emoción que aun se te resistía cuando se mete en el estribillo. Hay que ver que mona canta esta chica siempre. Te empiezas a preguntar si esto puede ser verdad, si tras la reunión de las Kinney realmente existe un motivo verdadero. Recapitulemos…

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Surgidas en Olympia en 1994, Sleater-Kinney se separaron en el 2006 tras 7 discos y años de ascendente carrera. Incluidas dentro del Riot-Grrrl, movimiento punk feminista que compartió década con el grunge, rápidamente se diferenciaron del resto y llevaron un camino paralelo en una constante búsqueda de sus propias inquietudes (Del punk al blues, de la inmediatez a la elaboración). Pero como es lógico el desgaste hizo mella en ellas y decidieron separarse. Tucker montó un grupo con su nombre. Por otro lado Brownstein y Weiss siguieron juntas en otro grupo (Wild Flag, fantásticas) y además Carrie Brownstein empezó a ser más conocida que nunca con la serie Portlandia, lo que hacía pensar a los seguidores que Sleater-Kinney estaba en un punto sin retorno.

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Y así estabas tú, tu vida era tranquila, Sleater-Kinney y su furia habían desaparecido…Ahora recuerdas unas declaraciones veladas de Brownstein en las entrevistas durante el inicio de 2014 de que había algo en el aire, que todo apuntaba a que podían regresar. Se habían reunido y jugaban con la idea de volver. Se estaban preparando, sopesando pros y contras. JA. Se estaba riendo de nosotros. Que pilla, el disco ya estaba terminado y todo! ¿Pero cómo te vas a enfadar con ellas? Recuerda que suenan como golpear a un culturista muy fuertemente en su torso. Te hacen reír. Las tienes que querer.

Y así estás ahora, sentado escuchando el disco…Con «Surface Envy» llega el primer himno coreable del disco…esa declaración que no deja lugar a dudas «We win, we lose, only together do we break the rules». Te lo dejan claro, esto no es una vuelta de chichinabo. Esto no son las Sleater-Kinney del siglo XXI ni las Sleater-Kinney del 2015. Son las Sleater-Kinney y punto. Como si cada disco formara parte de un todo en el que no existe el tiempo.

El disco continúa, solo llevas tres canciones y ya juras que si fuera un ser viviente te lo tirarías ahí mismo…Entra en juego la canción que da título al disco, canción que tiene la particularidad de empezar ya con el estribillo que desarrollarán a lo largo de la canción. Aquí van a saco. Vienen a tirarte la puerta y a provocar que bailes con una sonrisa en la cara mientras cantas aquello de «It’s not the city, it’s the weather we love!».

Video promocional en el que sus amigos cantan la canción. Para muy fans.

Llega el ecuador del disco y ahí tenemos el primer single, «A new wave»…Puro Sleater-Kinney, vuelven los riff apresurados, riff que te están diciendo «Aparta que llego tarde, tengo cabezas que joder de gusto», una melodía cantada como si estuviera persiguiendo al riff y un estribillo que se para a tomar un respiro y a beber un poco de una fuente antes de volver a correr. Buscas el videoclip y descubres que sí, que han vuelto, pero no en forma de chapa, si no en forma de dibujos animados acompañadas por los personajes de «Bob’s burguer».

Superada esta mitad de disco ya puedes pensar «Vale…ahora vendrá alguna balada, alguna canción lenta, se les daba bien»…Espera, espera, que al final verás como esas siluetas que se acercan a lo lejos en el horizonte acabarán llegando a tu cara y verás que son los tres dedos corazón de las componentes del grupo bien levantados.

Con «No anthems» empieza a sonar algo bailable pero oscuro, como si intentaras mover los pies en un pub de mala muerte de suelo pegajoso. Suena potente, en ocasiones da miedo, tiene cortes para dar y regalar y tiene toda la pinta de poder convertirse en clásico a la de ya. Trabajo muy remarcable el de las guitarras aquí, es pura locura. Los juegos de guitarra entre Tucker y Brownstein siempre han destacado por su estructura enrevesada, pero en esta canción no puedes más que aplaudir. Y espera que esto va a ir a más. Ves poco a poco acercarse esa silueta a lo lejos…

Con tu camiseta negra anegada de lagrimas te llega el siguiente corte «Gimme Love». Si en lugar de estar sentado en un sillón te ha dado por escuchar el disco haciendo cosas, es posible que a lo largo de la canción hayas bajado el ritmo, pero bajar el ritmo para las Sleater-Kinney no es acomodarse, es meterte de lleno en el terreno que ya habían presentado en la anterior canción, ya no hay estribillos claramente coreables, ahora toda la canción es imposible de estructurar de manera normal además de contar con una base marcial. Y vaya, «que me dices de ese genial solo de guitarra tan bizarro entre árabe y marcha militar» me pregunto a mi mismo, «Calla y bésame» me contesto.

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Recta final a partir de aquí, te quedan tres canciones y sacas cuentas…ahora te lo estarías tirando otra vez y no te estarías arrepintiendo. «Bury our friends» te hace pensar en Alex Kapranos de Franz Ferdinand, pero mejor, claro. Con pechos y eso. Además de darle un punto más a la canción que llevan haciendo años los de Kapranos. Casi es el final del disco y  te siguen dando bofetones en la cara, cada exhalación entre frases del estribillo te da el tiempo justo para recuperarte de lo que está pasando y volver a encajar la siguiente palmada en tus mejillas.

Uhm..y que pasa con las baladas? Por lógica aplastante tienen que aparecer aquí ya, no? Recuerda: Se siguen acercando las siluetas…casi han llegado. «Hey darling» tiene la cualidad de hacerte pensar que podría estar, siguiendo una estructura clásica de disco, al principio de todo. Movida, preparándote para algo…Precisamente por eso te parece que podría ser la más prescindible del disco, en general rompe la homogeneidad de la segunda mitad del disco…te habías acostumbrado a las canciones menos facilonas y te llega esta. Pero qué cojones, algo para corear al final está bien!

Y a la vez que la última canción han llegado las siluetas, ahora ya son 3 dedos bien grandes en tu cara mientras resuena «Qué, ahora qué? Que somos las putas Sleater-Kinney y venimos a reclamar que nosotras somos el germen de todos estos grupitos que salen como hongos por todos lados. Estamos aquí, tenemos furia, tenemos ganas y tenemos un discazo que no da tregua» Y que vas a hacer tu? Pues no te engañas, si pudieras te morrearías esos dedos, pero sin embargo te pones la última canción…ni balada ni nada, vuelve el modo pantano cenagoso y un ritmo pesado mueve cuellos, voces sonando a lo lejos, hundidas en la oscuridad…hasta que de repente torna en bailable. Un corte perfecto para terminar el disco. Un resumen de todo lo que has escuchado…En fin, que te lo tirarías una tercera vez e incluso lo llamarías al día siguiente. Coges la libreta y como había dicho, apuntas: «Cuarta categoría: Sleater-Kinney»

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Robe, lo que aletea en nuestras cabezas.

Por fin tenemos el nuevo trabajo en solitario de Robe aquí, como siempre, causando polémica, amado, odiado.

En este nuevo trabajo encontramos una versión más íntima de Roberto Iniesta, aún más si cabe que en sus últimos trabajos. Este albúm sería la culminación de la madurez del artista, que vimos empezar con fuerza con La ley innata, seguir con Material defectuoso e incluso llevarla a otro nivel uniéndola con sus inicios con los temas de Para todos los públicos.

En el album podemos ver a directamente a través del alma de Robe, su visión melancólica y su cierta misantropía en el tema de Nana cruel, a mi parecer de las mejores del CD, y que me recuerda mucho a Última generación.

Érase una vez una humanidad

Un trabajo mucho más melódico, más limpio, con un equipo de músicos que ha sabido captar a la perfección el sentido de las canciones y transformarlo en el sonido que ahora mismo irrumpe en nuestras cabezas para quedarse. Con jóvenes promesas como Carlitos Pérez, David Lerman Alber Fuentes, acompañados por artistas más veteranos como Lorenzo González, Álvaro Rodríguez Barroso y el propio Robe.

He de admitir que después de la primera escucha que le di al CD ayer a las 2 de la mañana sentí una decepción total, «Robe, qué coño has hecho?», pero, a veces, las grandes obras no se aprecian con un solo vistazo.

Esta mañana, después de un par de escuchas más, mi visión sobre él ha cambiado totalmente (curiosamente es lo mismo que me pasó con la Ley innata, que hasta unos días después no dejé de pensar que era una basura de álbum). Maldita maravilla. Robe, lo has vuelto ha hacer, has vuelto a romper con todo de nuevo, has vuelto a crear temas que nos acompañarán por mucho tiempo, has vuelto a hacernos desconectar durante 43 minutos y a hacernos disfrutar de tu música.

Hay temas que simplemente son de lo mejor que he escuchado en mucho tiempo, son un pequeño oasis en la música de nuestros tiempos. Temas como Un suspiro acompasado, Nana cruel o Contra todos, éste último la gran sorpresa del disco.

Después de quedarme completamente prendada de la canción al escucharla en directo y seguir escuchándola en bucle en una calidad de audio pésima por fin la tenemos, una canción que marca, que se deja escuchar una y otra vez.

Sin lugar a dudas Robe en solitario es un nuevo concepto, quién espere encontrar otro nuevo CD de Extremoduro se equivoca y se va a llevar una gran decepción, os invito a todos a abrir la mente, a dejaros llevar por los temas de este nuevo trabajo, a dejar de lado el miedo a lo desconocido, a dejar de aferrarnos a Extremoduro, a dejar el «Es que Robe antes molaba, y se ha vuelto un blando» y disfrutar de esta oportunidad de descubrir algo nuevo que nos brinda.

Porque sí, ha madurado, cambiado, esto ya no es Extremoduro, pero no lo olvidéis. Sigue siendo Robe.

Y esta flor, que ya sabes que es tuya,
se descapulla,
recordando el roce de tus pelos.

 

Así que por todo esto, por seguir siendo tú, por seguir cambiando, por seguir adelante, evolucionar y volver a hacernos sentir. Gracias Robe.

 


 

Podéis encontrar el CD en spotify, itunes, youtube en el canal robeextremoVEVO y en amazon: Lo Que Aletea En Nuestras Cabezas

COBAIN. MONTAGE OF HECK «Desmitificando el mito»

montage of heck cartel

Lo admito, a mi me pasó. El bombazo “Nirvana/Smells like teen spirit/Grunge” allá por el 1991 me pilló con once influenciables añitos. Y si, puedo decir sin ruborizarme que Los Nirvana cambiaron mi vida. Dieron voz a mi incipiente confusión preadolescente y me abrieron de par en par las puertas de un sonido que todavía sigo amando, el del rock and roll.

Sin embargo, hoy, algo más de veinte años después. A pesar de que todavía sigo pinchando en mi equipo con cierta regularidad al trío de Seattle mientras practico “air guitar” a escondidas. A pesar de que todavía disfruto viendo al bueno de Cobain destrozando su guitarra tras un concierto. He de admitir que me daba cierta pereza enfrentarme a este “Montage of Heck”.

El motivo es claro. Tras el triste suicidio de Kurt, su figura se ha mitificado y remitificado hasta la extenuación. En estos veinte años han salido a la luz sus diarios, caras b, directos y toda clase de grabaciones caseras (algunas de una calidad penosa). Francamente, desde la iglesia católica no había visto a nadie sacarle tanto partido a un cadáver.

Pero, a pesar de lo que pueda parecer. “Montage of Heck” sigue otro camino. El documental, premiado en Sundance 2015 y dirigido por Brett Morgen intenta con humildad de trazar una figura completa del músico, con sus luces, pero también con sus sombras.

A lo largo del film, vamos comprendiendo mejor la figura de Cobain y el porqué de su personalidad. La hiperactividad que le diagnosticaron de niño, el traumático divorcio de sus padres, una adolescencia marcada por el desarraigo en la que iba de casa en casa sin que ningún familiar quisiese hacerse cargo de él, una úlcera de estomago ya en su edad adulta y el encuentro con la heroína, unido a un éxito demasiado masivo y repentino que no supo gestionar. Todo esto, terminaría por dar forma al Kurt depresivo, furioso, sarcástico y sensible que todos conocemos.

A continuación, en el último tramo del documental empezamos a ver como Brett Morgen inicia la desmitificación del mito. Aquí somos testigos de la decadencia de un hombre. El artista sensible se convierte en un ser egoísta incapaz de coger las riendas de su vida. Como muestra puede servir ese video casero en el que observamos al líder de Nirvana, de heroína hasta las cejas, incapaz de sostener en brazos a su hija de dos años mientras le cortan el pelo. Algo que, en mi opinión, esta en las antípodas de ese cliché romántico y desfasado de… “Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver” que siempre se ha asociado a la figura del cantante.

En cuanto al documental propiamente dicho. Esta montado de una forma muy fluida, lo cual propicia un visionado ameno. Entre sus aciertos más destacados están; las partes de animación utilizadas para narrar pasajes de la adolescencia del protagonista (muy bueno el fragmento en el que, aislado en casa de su novia, empieza a crear los primeros esbozos de los futuros temas del “Nevermind”) y el continuo recurso a los diarios del músico. Dibujos, pinturas, frases y pensamientos de Cobain que actúan como un reflejo de su interior y que llegan a ser un personaje más del film.

Por ponerle un pero a esta obra. En mi opinión, considero que algunas grabaciones caseras son demasiado intrusivas, demasiado íntimas. Prácticamente a la pareja Cobain/Love solo nos falta verlos copular. Está claro que el espectador de cine siempre ha tenido algo de voyeur, pero aquí esa condición es llevada al límite.

De todas formas. Es posible que, en el fondo, lo mejor sea dejar a los muertos en paz. Y pinchar, por ejemplo, el “Territorial Pissings” a todo trapo como si no hubiese un mañana.

¡Hey! Y encima no hay nadie en casa….

¿Quién dijo que fuera fácil cambiar de milenio?

Hoy os quiero hablar de la transición, ¿De la transición? Sí, de la transición, pero no de la que todos conocemos, si no de la transición de siglo, y el boom de tontunadas que triunfaron por aquella época.

Fue todo una mezcla absurda de los nacidos bajo los efectos del lsd ochentero, el hecho de que las máquinas no se volvieran locas y destruyeran el mundo y el comienzo del REGUETÓN.

Y quién no recuerda aquellas canciones que atronaban los veranos, que sonaban en los carnavales infantiles (y nadie sabía por qué) y en cualquier chiringuito playero indiferentemente.

Y es que todos hemos vivido a estos jovencillos de hormonas rebotadas cantando canciones con letras muy muy bien hiladas, tal como muestro a continuación.

O aquellos bailes irreverentes con jovencillas con poca ropa, que obviamente habían salido por el golpe de calor.

 

Porque todos las hemos bailado, cantado y posteriormente avergonzado de ello: «No no, si a mi esa música no me gusta aserejéjadejédejebetudejeberé turururu, te juro que ahora mismo no tengo ninguna en la cabeza! sebiunouamajabiandabudiandebuididipí»

  • Que si, que las tienes siempre en la cabeza.

  • Que no joder, que yo no canto esas mierdas.

  • Que si, que no te las puedes quitar de encima.

  • Que no, que no me gusta eso, soy inmune a ello!

  • Que si, pero si ahora mismo estás tarareando una!

  • Que no joé!

  • Que sí.

  • Que no.

  • Que nunca te decides  


Y quién no recuerda aquellos temazos del verano? Aquellos maravillosos 00′ se podría decir que nos dejaron unos grandes y maravillosos recuerdos, si alguien consiguiera recordarlos con total claridad debido a las neuronas que se cargaron esas canciones:

 


 

Y bueno, hay algunas que necesitan un espacio propio, quién no recuerda a Axe Bahía y a su cantante maquillada con cheetos? No? Nadie?

Y si os canto un trozo? Beso en la boca es cosa del pasadoo, la moda ahora es (nadie sabe lo que viene aquí)

Y esta no podía faltar, por supuesto. Nadie entendía la letra, pero todos la hemos cantado y bailado hasta la saciedad.

Por que sí, porque en aquellos años era posible hasta cantar y bailar en el ala de un airbus

Y para ir cerrando este post de feels directas a la patata y a aquellos maravillosos 00′ os voy a recordar uno de los mejores temas del verano. Con el mejor inicio en una canción que he oído en mi vida, y la mejor letra, profunda, sentida, bonita.

 


 

Ahora en serio, acabemos ya con esta diarrea musical, buen rollo!