Hace ya algunos años que los hermanos Coen crearon al fracasado personaje que encarnaría William H. Macy. Un tipo que empujado por una surrealista y utópica idea empresarial, urde un plan que se podría definir cómo mínimo de arriesgado. Alrededor de este hombrecillo y sus problemas, Joel y Ethan nos regalaron una maravilla de acompañantes en este alocado relato. Frances McDormand, oscarizada por su papel, interpretó a una concienzuda policía que no hace mas que perseguir el rastro que va dejando el desgraciado vendedor de coches a medida que su catastrófico plan hace aguas. Si encima nos meten en un coche a Steve Buscemi y Peter Stormare, dos ladronzuelos de poca monta contratados para la ocasión, a divagar sobre lo absurdo de la evolución de su cometido, nos ganan por goleada. Aquello fue Fargo, una nevada historia de ambiciosos perdedores y humildes agraciados. Desquiciante y desternillante guion de los de Minnesota, que firmaron una de las mejores películas del año 1996 y seguramente de la década.
Al hilo de todo esto, más de 15 años después, Noah Hawley propone una alegría de historia que sucede por los mismos lares pero sin nada que ver con la original idea de los Coen, aunque participan como productores. Martin Freeman es Lester Nygaard, otro pobre fracasado y encima en este caso ninguneado por su mujer, el que tras verse “forzado” a cometer cierto delito entra en una espiral que, digámoslo así, le viene grande. De los tintes “negros” de esta serie emerge Billy Bob Thorton, némesis de nuestro pequeño protagonista. Monstruoso y colosal en su misterio, y me quedo corto (o me excedo en flipaduras), borda el papel del asesino encargado de encontrar y liquidar al responsable de toda una tormenta de acontecimientos sangrientos. Los fantásticos y excéntricos secundarios acentúan el toque Coen en esta obra más gangsteril y si acaso con más aires de thriller.
El éxito de la primera temporada desemboca en una genial segunda. En esta ocasión nos vamos a ir casi 40 años atrás. Alguno de los testigos de lo sucedido entre Dakota del norte, del sur y Minnesota (en la película y las dos temporadas de la serie se mueven constantemente entre las tres), fue en su día protagonista de la trama más increíble jamás contada por la zona, libro de sucesos incluido. Más cine negro, más thriller y……¡ciencia ficción! Kirsten Dunst (espectacular) y Patrick Wilson entre otros, ya que esta resulta una obra mucho más coral, son los protagonistas. De nuevo, alguien totalmente anónimo se ve envuelto en una caza humana debido a “un error”, digamos de cálculo. Aquí directamente dos poderosas familias de dudosa reputación empresarial entran en guerra, un matrimonio de lo más común esta metido hasta las cejas sin quererlo, y dos policías tranquilos de familia, gofres y muñecos de nieve intentan hacer que se cumpla la ley. Todo ello aderezado por unos cuantos platillos volantes (que sí, que sí) y unos figurantes sádicos, hilarantemente tontos o directamente colgados buscadores de la felicidad bajo cero. Magistral y fabuloso.
Los Coen nos han regalado trabajos extraordinarios y únicos, y lo seguirán haciendo, pero he creído conveniente hacer un inciso en esta “saga” (inacabada creo), y comentar lo que para mi ha supuesto un punto y aparte tanto en el cine, cómo en esta nueva época de dominación televisiva que suponen las series. La estupenda continuación que han supuesto las dos temporadas en la pequeña pantalla respecto a la inigualable farándula montada por estos dos hermanos, cuidados guiños incluidos en ambas sumado, nos muestra lo portentoso y necesario de estos chicos y sus historietas dignas de estar como una jodida regadera (permítanme la grosería), para el mundo cinematográfico. Visionado obligado……obligadísimo.
El primo loco
…esto…eh…WOW…
